jueves, 2 de agosto de 2007

EL ARBOL DE LA VIDA


Así se cumplió la sentencia del Señor Jehová: "Y echó, pues, fuera al hombre, y puso al Oriente del huerto del Edén querubines y una espada encendida para guardar el camino del árbol de la vida".
Los dos árboles del Edén son el árbol de la ciencia del bien y del mal y el árbol de la vida. Estos dos árboles del huerto hasta comparten sus raíces.
El árbol de la vida está representado en nuestro cuerpo físico por la columna vertebral. El árbol del conocimiento está representado por los órganos sexuales. Ambos árboles del Edén hasta comparten sus raíces.
Dios puso querubines y una espada encendida para guardar el camino del árbol de la vida. Si el hombre hubiera podido comer de los frutos deliciosos del árbol de la vida, entonces tendríamos ahora dioses fornicarios. Esa hubiera sido la maldición de las maldiciones, el sacrilegio más terrible, lo imposible.
La espada flamígera de la Justicia Cósmica se revuelve encendida, amenazadora y terrible, guardando el camino del árbol de la vida.
El árbol de la vida es el Ser.
Ahora bien, debemos saber que el Intimo es nuestro Espíritu, el Ser, el árbol de la vida. El Intimo es el hijo muy amado del Cristo interno. El Cristo interno es el rayo de donde emanó el Intimo mismo. El Cristo interno es uno con el Padre.
Padre, Hijo y Espíritu Santo son una tríada perfecta. De esta tríada nació el Intimo. El Intimo está envuelto en seis vehículos inferiores que se penetran y compenetran sin confundirse formando al hombre. Todas las facultades y poderes del Intimo son los frutos del árbol de la vida. Cuando el hombre regrese al Edén podrá comer de los frutos del árbol de la vida; entonces podrá ver a Dios cara a cara sin morir, el rayo le servirá de cetro y las tempestades de alfombra para sus pies.
Existen 10 oleadas de vida que se penetran y compenetran sin confundirse; esas diez emanaciones eternas son los 10 sephiroth de la Kabalah, las 10 ramas del árbol de la vida. Ahora comprenderemos por qué Dios puso 10 dedos en nuestras manos.
Los doce sentidos del hombre están relacionados con nuestra columna vertebral; la columna vertebral es el exponente físico del árbol de la vida. Los doce sentidos son los doce frutos del árbol de la vida.

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